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CINE NEGRO

La expresión film noir la inventó un crítico francés llamado Nino Frank, mediados los cuarenta, y hasta ahora, nadie ha logrado definir, ni bien ni mal, esta clase de cine. Mucho se ha debatido acerca de sus límites, o de la importancia que atesoran la noche y la ciudad; de la vulnerabilidad de ese detective solitario; del uso del claroscuro; de la paranoia de la guerra fría o de esas mujeres siempre fatales, que parecen inofensivas pero que te conducen al peligro o a la muerte.

Pero dejemos a un lado a estas chicas malas y tracemos, aunque sea someramente unos apuntes sobre el género negro, quiza el genero más autenticamente cinematográfico de todos.

El término cine negro al principio tuvo una connotación crítica y analítica y durante muchos años no despertó el interés de la industria cinematográfica. Cuando se estrenó Alma en suplicio fue clasificada y comercializada como melodrama. El concepto estaba asociado a un estilo visual fuerte y característico que, sin embargo, también presentaban películas de otros géneros. Así, la crítica no sabía si considerar a este tipo de cine como un género, un estilo o un movimiento.



En un sentido estricto, el film noir o cine negro fue aquel que reinó en Hollywood en los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta con argumentos y personajes de índole criminal. Detectives privados y policías de moral dudosa, vampiresas tan atractivas como letales, poderosos magnates de vicios ocultos, delincuentes profesionales y ciudadanos corrientes súbitamente situados al margen de la ley por un mal paso... Toda una constelación de seres cínicos, desilusionados y corruptos protagonizó los largometrajes de este género en su hora dorada. Cuando la división entre buenos y malos se difuminó ostensiblemente. Cuando villanos y héroes -llamarlos antihéroes es más adecuado- acostumbraban a ser duros solitarios, generalmente atados a un pasado comprometedor, dueños de un presente violento y un futuro sin esperanzas. Incluso cuando el protagonista logra sobrevivir, como en el caso de Sam Spade (interpretado por Humphrey Bogart) en El halcón maltés, persiste una sensación de derrota: Spade tiene que entregar a la policía a la mujer que ama ya que está acusada de asesinato.

Diferentes factores parecen haber contribuido al éxito inicial de este género: la inseguridad resultante de la II Guerra Mundial y del comienzo de la Guerra fría, el miedo y la inseguridad surgidos en la industria a la vista de las investigaciones iniciadas por el Comité de Actividades Antiamericanas, la inseguridad sobre el papel de la mujer al verse primero emancipada de su papel tradicional para participar en la producción en tiempos de guerra y después obligada a reinsertarse en el trabajo del hogar como cualquier soldado al regreso de la guerra, cierta flexibilización de la censura (la adaptación de la película El cartero siempre llama dos veces de Tay Garnett (1946), por ejemplo, fue aprobada una década después de la publicación de la novela de Cain).

A nivel estilístico, el film noir reflejó su apatía con escenas realistas de sombras acusadas. Aunque los ambientes rurales y pueblerinos proporcionaron páginas memorables del cine negro, fue la ciudad, preferentemente de noche, el escenario más frecuentado por los grandes creadores de esta tendencia pesimista, angustiosa, fatalista. Las películas originales se caracterizaban por una iluminación tenebrosa en claroscuro, escenas nocturnas a veces por calles de pavimento húmedo y resbaladizo, el uso de sombras para realzar la psicología de un carácter (planos de sombra en la cara que sugerían el lado oscuro no revelado de la personalidad) o la situación narrativa (por ejemplo, sombras en forma de reja que daban sensación de estar atrapado), un marco claustrofóbico y composiciones desequilibradas.

El cine negro está considerado, por lo general, como el resultado de una fusión entre el cine de terror de la década de 1930 de la Universal Pictures y el subgénero de ladrones y policías, aunque este último no ponía de manifiesto una preocupación por los orígenes sociales del crimen. Los relatos están basados en las novelas policiacas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Cornell Woolrich y James M. Cain. Sin embargo, estudios recientes han demostrado la existencia de vínculos entre el movimiento poético realista de los años treinta en Francia y el cine negro de Hollywood. Está claro que el fatalismo, por ejemplo, de They live by night (Los amantes de la noche, rodada en 1947 y estrenada en 1949), dirigida por Nicholas Ray, parece indicar una vuelta apasionada a los temas de Quai des brumes (Muelle de brumas, 1938) de Marcel Carné.

John Huston, Howard Hawks, Billy Wilder, Orson Welles, Otto Preminger, Robert Siodmak y Alfred Hitchcock se cuentan entre los directores más representativos. Con respecto a los intérpretes, Humphrey Bogart, estrella de la Warner -la productora señera de las películas de gángsters y presidiarios de los años treinta-, había de convertirse en el prototipo del duro cinematográfico. John Garfield, Fred MacMurray, Richard Widmark, Lauren Bacall, Barbara Stanwyck, los incombustibles James Cagney y Edward G. Robinson y la pareja formada por Alan Ladd y Veronica Lake también descollarían entre los actores que prestarían su estampa a los tortuosos y aguerridos personajes del género negro.

La versatilidad de los títulos que encarnarían estos y otros divos, dirigidos por los realizadores citados o por destacados colegas suyos, da fe de la imaginación y la excelencia ostentada por Hollywood en los años de apogeo del film noir. Abarca desde obras detectivescas de un realismo desolador como Forajidos (1946) a ejercicios psicológicos sobre el onirismo de Encadenados (1946) o melodramáticos sobre la inteligencia de Retorno al pasado (1947). Retrata parejas de clase media cuya ambición las lleva eventualmente al asesinato -Perdición (1944), El cartero siempre llama dos veces (1946)- y las fechorías de delincuentes consuetudinarios como en La jungla de asfalto (1950). Expone la crudeza de la calle en La ciudad desnuda (1948) y la bestia agazapada en la alta sociedad en Laura (1944).
Pese a que el cine negro excedería, tanto en lo temporal como en lo espacial, el marco de la industria norteamericana de los años cuarenta y cincuenta, jamás ofrecería una concentración de largometrajes semejante a la de este brillante período.

Actualmente, los factores subyacentes a la producción de cine negro son la ausencia de censura en la industria, las tensiones derivadas de los conflictos actuales sobre el lugar de la mujer en la sociedad, una desilusión generalizada por la pérdida de valores morales y el estado de la sociedad, la política y el sueño americano. Tal vez en la película Terciopelo azul (1986) de David Lynch es donde mejor pueda apreciarse la relación entre los Estados Unidos 'normales' y su oscuro submundo.

2 comentarios

angel de la bruma -

cual es...?

sal toenalto -

muy buena la nota